Bandera de USA en El silencio de los corderos = Catástrofe

Ya estoy de vuelta después del verano (y parte del otoño).

Hace poco volví a ver El silencio de los corderos y comencé a darme cuenta de una cosa... cada vez que aparecía la bandera de Estados Unidos en escena, ocurría algo malo. Como no podía ser de otra manera, cogí un papel y un boli y me hice una lista de todas las veces que aparecía y qué pasaba en cada momento. Hela aquí:

Almacén Your Self. Llevamos 25 minutos de película, nos hemos paseado por la academia del FBI y un hospital psiquiátrico y en ninguno de los dos sitios hemos visto una sola bandera. ¿Dónde la vemos por primera vez? Cubriendo el coche fúnebre que contiene la cabeza de Benjamin Raspail.


Ahora viene algo un poco más sutil. En esta escena no aparece ninguna bandera, pero si veis el plano, está compuesto íntegramente por tres colores: rojo, azul y blanco. Buffalo Bill va a secuestrar a Catherin Martin y tiene intención de hacerle pupita.


Llevamos casi 50 minutos de película y no hemos vuelto a ver ninguna bandera. Hasta que llegamos a casa de Buffalo Bill, que parece más patriótico que el propio FBI. El colega en lugar de empapelar su taller con recortes de periódico con noticias de sus críemenes, como cualquier asesino en serie, lo hace con una bandera de Estados Unidos.


Y tras esto comenzamos a acercarnos al punto medio de la película, el gran giro. Desde que Hannibal pone un pie en Memphis, no paramos de ver banderitas en los uniformes de los guardias. ¿La primera? Cuando Chilton pide un bolígrafo para firmar el traspaso de Hannibal y uno de los guardias se lo ofrece. Estáis firmando vuestra sentencia de muerte.


Clarice va a visitar a Hannibal al absurdo lugar en que está encerrado: una jaula en medio de un pabellón en un juzgado. Todo el pabellón está rodeado de una banda con los colores de la bandera. Se va a liar parda ahí dentro.


Un detallito: cuando se acerca a Hannibal, tapa la bandera que tiene detrás. En su conversación no vuelve a aparecer ninguna hasta que llegan los policías. Tranquila, Clarice, tú estás a salvo.


Y ahora viene el, a mi juicio, mejor momento de la película. No solo por la espectacular puesta en escena y el suspense de toda la secuencia sino porque tuve la prueba que necesitaba y me di cuenta de que esta tontería de las banderas era real y no me estaba volviendo loca. [ALERTA, SPOILER] Con todos ustedes, la gran obra del doctor Hannibal Lecter, la única vez que lo vemos matar en toda la película:


No estoy (muy) loca, ¿vale? Clarice llega a la conclusión de que Buffalo Bill era vecino de su primera víctima, y va a su casa. ¿Qué encontramos? Otra vez el mismo patrón que con Catherin: ventanas blancas y coches azul y rojo. Pero todo bastante desgastado. Aquí no va a pasar nada malo, pero sí ha pasado.


Esto es un extra. Clarice llega a casa de Buffalo Bill. Recapitulando, nos hemos pasado media película en sedes oficiales del gobierno: academia del FBI, hospital psiquiátrico, comisaría, juzgado... Y en ningún sitio hemos visto un solo mapa de Estados Unidos completo. Hasta ahora.


Estamos ya acabando la película. Clarice [ALERTA, SPOILER] acaba de vaciar todas sus balas sobre Buffalo Bill y alrededores. Una de estas balas rompe una ventana y, oh, sorpresa, ¿qué encontramos detrás? Una banderita de Estados Unidos. No las había en ningún edificio oficial pero sí casa de un asesino en serie. El patriotismo de este hombre no tiene límites.


Y vamos a ir acabando ya, ¿no? Hannibal llama a Clarice para felicitarla y le dice que va a cenar con un viejo amigo. Acto seguido vemos cómo camina disimuladamente tras Chilton, el hombre que lo torturó estudió durante años. ¿Os suena la estampa? Esta vez no son coches, pero sí hay un par de motos roja y azul junto a un tejado blanco. Bon appetit!


Estaría bien hacer ahora una disertación sobre el por qué de todo esto, la violencia en Estados Unidos, los asesinos en serie, la represión del Estado, etecé, etecé, etecé, pero lo mío son las listas y, si habéis llegado al final de esta entrada, ya habéis leído bastante. ¡Hasta la próxima lista!